Jugar con Por mis muertos
(Páginas de Espuma) es aceptar las reglas de Flavia Company, que
construye un laberinto de espejos con esta colección de relatos sobre la
infancia, el amor, la tradición y el yo. Hablamos con la autora de una
autobiografía que amontona mentiras disfrazadas de verdad y viceversa en
homenaje a la tradición del cuento oral.
Flavia Company en una foto de Inma Ibáñez.
“El miedo es la peor manera de vivir, es el antídoto contra la propia vida”
Marta Martínez. Barcelona
“Un poco de ficción hay que hacer, en la vida; es más, la vida es aquello que narramos que es la vida”. Así empieza Por mis muertos que parecen ser las páginas arrancadas de un diario disfrazadas de cuento ¿Somos lo que narramos o es más bonito vivir en Big Fish?
Lo real solo es lo que ocurre aquí y
ahora. Para contar lo real del aquí y ahora tienes que contarlo más
tarde. En el momento en que te pones a contarlo mientes. Mientes porque
trasladas lo que ha sido a lo que tú recuerdas, piensas, crees, juzgas…
de manera que lo que tú entregas nunca es la realidad o la verdad sino
tu punto de vista que es necesariamente limitado. Es imposible contar la
verdad. El discurso siempre es mentira. Y el discurso literario, que lo
sabe, se organiza para que la mentira sea verosímil o para que la
verdad sea verosímil, que es lo mismo.
Este libro tiene tres partes bastante diferentes entre sí. Hablemos de ellas. Los seis primeros cuentos, reunidos bajo el título Lo juro, son los menos cronológicos y más anecdóticos. Sus personajes llegan a reírse de sí mismos ante situaciones locas pero que cualquiera podría haber vivido. ¿Son una oda a la idea de que la realidad siempre superará a la ficción?
Totalmente. Por eso se titula Lo juro.
La voluntad de esa parte es plantear algunas historias que provoquen la
perplejidad pero contadas de manera de que no te queda más remedio que
creértelas. En ello participa incluso el hecho de estar publicado porque
cuando uno abre un libro suspende su incredulidad. En esta primera
parte las anécdotas se trascienden a sí mismas.
Los relatos de la segunda parte, In memoriam, son un regreso al vientre materno. Las protagonistas son la infancia, su madre y su abuela. ¿Cuánto tienen de tributo hacia esas figuras vitales?
Me produce muchísima alegría y me hace gracia que diga que hablo de mi madre y mi abuela.
Quizá leí mal…
Me gusta porque significa que el libro
consigue de lleno lo que pretende, que el lector identifique la voz
narrativa con la realidad y la verdad. Por mis muertos se puede
leer de varias maneras, como juramento o como homenaje a personas que
fueron importantes. Este libro es sobre la infancia, la memoria, el
amor, sobre todo aquello que hubo antes de ti y que de alguna manera te
conforma, te construye. Da igual si la que está en este libro soy yo
porque ¿cuántas personas contamos anécdotas de cuando teníamos tres o
cuatro años convencidos de que estamos contando la verdad?
Probablemente todos.
In memoriam, si es cierto lo que
se cuenta, es un tributo a mis mayores. Si no lo es, es un tributo a la
memoria a la que debemos nuestra identidad. Somos lo que creemos que
somos. Pero todo eso es una aproximación, una construcción, es una
ambición de verdad pero no es verdad. Entonces, ¿podemos contar la
verdad? y, sobre todo, ¿podemos contar la verdad sobre nosotros mismos?
Lo dudo.
Sin embargo, el lector puede seguir el camino de miguitas de los qr’s, acabar en tu blog y ver la cara de tu madre.
Esa es la magia de la literatura. En
este sentido, este libro es una apuesta por una literatura que tiene en
cuenta lo que está pasando en el mundo: blogs, redes sociales, qr’s y,
en definitiva, nuestra manera de comunicarnos. Todo eso tiene sus
contras pero yo estoy por los pros en este libro. Lo de menos es el
puente entre el cuento escrito y la información probablemente verídica
del blog.
La tercera parada, Herencia y elección, es la más corta pero también la más intensa. En sus tres relatos presente y pasado conviven creando reflejos unas veces simétricos y otras no tanto. ¿Podríamos decir que a esa altura el lector está leyendo un libro de autoayuda en el más estricto sentido del prefijo auto-?
Es resultado de las dos anteriores. Herencia es todo aquello que me han enseñado, aquello de lo que soy deudora y, por tanto, de lo que me voy desprendiendo para llegar a Elección.
Parto de una serie de conocimientos, de una herencia inevitable porque
me han enseñado a ser esto, aquello y lo de más allá. Nos enseñan a ser
sumisos, complacientes, seres humanos de acuerdo con la mayoría. Nos
imponen. Finalmente llega la elección donde eres tú el que decide con
qué se queda de todo eso. La tercera parte habla más del ser humano, del
amor, de la elección de vida, del compañero de vida… tiene que ver con
todo lo aprendido pero también con todo lo que se ha desechado.
También rescata
de la memoria el miedo de pasar por Singapur con su mujer creyendo que
la homosexualidad estaba penada y el alivio de descubrir que la guía
de viaje no estaba actualizada. Sin embargo, Uganda acaba de aprobar
una ley que condena a cadena perpetua a los homosexuales. En Rusia las
cosas no están mucho mejor. Hace poco, Juan Jacinto Muñoz Rengel nos decía que la literatura, aunque lentamente, puede cambiar la sociedad. ¿Hay que seguir escribiendo sobre homosexualidad porque quedan muchos frentes abiertos?
Hay que seguir escribiendo porque hay
muchas cosas que cambiar en el mundo. Hay que seguir escribiendo sobre
todas las cosas. La tolerancia, la educación, la cultura y la
civilización tienen que ver con el esfuerzo. Lo cierto es que, la
empatía, la comprensión, la capacidad para asumir la diversidad tienen
que ver con la educación emocional y la literatura es parte indiscutible
de la educación de todos los seres humanos. Detrás de cualquier
elemento de intolerancia hay miedo, a lo desconocido, a contagiarse, a
que eso cambie tu vida. El miedo es la peor de las maneras de vivir. El
miedo es el antídoto contra la propia vida. Hay que seguir escribiendo
y, desde mi punto de vista, hay que seguir escribiendo para despertar
las conciencias, para cuestionar los fanatismos, para desarmar los
discursos fascistas. Dentro de esos discursos fascistas y obtusos están
los de la xenofobia, la homofobia, el machismo…
Al lector puede sorprenderle de esta última parte el cuento Todos tenemos historias que terminar quizá porque su narración viaja de lo más normal, una ruptura sentimental, hasta lo más surrealista, un mundo paralelo alojado entre el techo del piso de la protagonista y el suelo del deshabitado piso de arriba. ¿La metáfora es una buena técnica para explicarnos a nosotros mismos?
Ese cuento juega con todo el sentido del
libro. La verdad es lo que nos contamos. Que le discutan a ese
personaje que oye el mar por las noches y que ha visto un cuadro en el
que se ha metido. Si yo le digo que ha sido es que ha sido aunque para
usted no lo haya sido. Ese cuento sostiene la totalidad del proyecto
filosófico que subyace en el libro: es lo que nos contamos que es.
Aunque nos engañemos…
Sin duda, nos engañamos.
Desde un punto de vista estilístico, Por mis muertos es marca Flavia Company: la narración no se interrumpe para los diálogos porque los integra, expira síntesis de principio a fin y la voz narrativa se agita siempre entre la primera y la tercera persona. En este libro, además, aparecen vestidos de animales o caracoles vivos que se hacen los muertos como elementos conectores entre relatos o párrafos que parecen un paseo por las bambalinas del texto. ¿Para qué todas esas mirillas al lector?
Todo es un guiño entre mundos, entre
inteligencias. Hay un guiño constante a la inteligencia de los lectores
porque son las personas con las que me comunico. Creo en esos lectores
que buscan y procuro que encuentren como a mí me gustaría encontrar.
Efectivamente, hay toda una poética interna que trasciende incluso a
este libro. Por ejemplo, el primer texto de Por mis muertos es un fragmento de mi novela Que nadie te salve la vida, juego con esa coherencia porque mi concepción del tiempo y de la obra es circular.
Todas esas señas de identidad se mezclan esta vez con nuevas técnicas como la inclusión de códigos qr’s. Algunos de estos llevan a su blog. ¿Esta mezcla de lo analógico y lo digital debe entenderse como un renovarse o morir?
La inclusión de los qr’s es un ejercicio
de honestidad y los creo necesarios para ese juego propuesto al lector
sobre si lo que está leyendo es verdad o no. Me interesan el texto y las
realidades textuales. Un blog, internet, Wikipedia… son realidades
textuales que me interesan en su más amplia magnitud. Los incluyo del
mismo modo que antes había pies de foto que te remitían a las
enciclopedias. Además, me permitía crear este mundo de espejos que te
llevan a no saber dónde estás finalmente.
Algunas de esas entradas de su blog están fechadas en 2010. La lógica lleva a pensar que es imposible que Flavia Company lleve cuatro años tomándonos el pelo y, por tanto, a creer que lo que lee es verdad.
Te obliga a creer y a llegar a la
conclusión de que mentimos. Y si todos llegamos a la conclusión de que
mentimos, mentiremos menos que es lo que quiero que ocurra. Ha habido
mucho debate últimamente sobre la verosimilitud. Hay muchos narradores
modernos que opinan que la verosimilitud no sirve para nada, que debemos
estar en contra de la poética aristotélica.
Eso de si es más importante ser o parecer es cíclico en pintura, literatura, fotografía…
Lo es pero si no le damos espacio a la
verosimilitud le vamos a tener que dar cabida a la verdad. Si le damos
cabida a la verdad la vamos a tener que hacer verosímil. En ese sentido,
lo interesante es que Por mis muertos, finalmente, es una reflexión sobre nuestra identidad, sobre qué nos constituye y qué nos hace ser quienes somos.
Si jugamos a que creo que Por mis muertos habla de usted, ¿cómo se publica algo íntimo sin caer en la imperante pornografía del yo?
Si yo permitiera que usted creyera que
cree (ríe)… Solo se puede no ser pornográfico justo cuando eres capaz de
desprenderte de tu ego. El yo no es el ego. El yo es la voz. El ego es
la imagen de esa voz. Si deja de importarte la imagen es probable que
consigas que sea auténtica la voz del yo. Si te da igual lo que vean los
demás y sencillamente eres no hay pornografía, hay realidad, hay ser.
Una curiosidad, en 2006 en la Universidad Rovira Virgili se defendió la tesis doctoral “Cuatro caras de Hermes en la obra narrativa de Flavia Company”. ¿La ha leído?
Sí y asistí a su defensa.
Suelen dedicarse las tesis doctorales a autores muertos por aquello de que no te lleven la contraria.
El jurado le advirtió eso mismo. Su
autora me pidió que no publicara nada más para poder terminar la tesis.
Por eso hice una pequeña pausa tras La mitad sombría,
para que la publicara de una vez. Es una experiencia interesante ver
cómo alguien lee lo que tú no has escrito intencionadamente pero has
escrito porque ahí está.
Entre novela, relato, cuento juvenil e infantil… desde 1987 solamente existen dos años sin una nueva publicación con su nombre en la portada.
¿En serio?
Sí, así que… ¿Qué está preparando para el año que viene?
El año que viene publicaré un volumen de microrrelatos para jóvenes, la segunda parte de No em ratllis así
que no creo que vaya a tener tiempo para publicar nada para mayores de
dieciocho. Estoy metida en algo complicado que me llevará un tiempo
terminar.
Que es…
Estoy escribiendo algo sobre la gran mentira que vivimos. Puede que Por mis muertos sea una antesala.
¿Novela?
Novela. No tengo título pero es una novela que tendrá bastantes elementos históricos.
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La cubierta