miércoles, 8 de abril de 2009

PABLO LORENTE ESCRIBE SOBRE "CON LA SOGA AL CUELLO"


En el núm. 13 de narrativas: http://www.revistanarrativas.com/
Revista de narrativa contemporánea en castellano.
Más información sobre este número y sobre la revista en:
LA RESEÑA


Una de las voces que más resuenan en el mundo del cuento en los últimos tiempos quizá sea, junto a la de Cristina Fernández Cubas –que el año pasado nos regaló Todos los cuentos (Tusquets)– y Mercedes Abad –Media docena de robos y un par de mentiras (Alfaguara, 2009)– la de Flavia Company (Buenos Aires, 1963).
Prolija autora afincada en Barcelona, ha publicado los libros de cuentos: Viajes subterráneos (Bassarai, 1997), Género de punto (El Aleph, 2002), Trastornos literarios y las novelas: Saurios en el asfalto, Luz de hielo (Bassarai, 1998), Dame placer (Salamandra, 1999), Ni tú ni yo ni nadie, Melalcor (Edicions 62, 2001) y La mitad sombría (DVD, 2006).
Diecinueve cuentos componen el libro que nos ocupa: Con la soga al cuello. La mayoría de ellos presentan escenas de la vida cotidiana truncadas, extrañadas en un momento dado por una acción del todo verosímil que pone a los personajes en una compleja situación vital, con la soga el cuello.
Company consigue ese efecto con temas y situaciones propias de la vida cotidiana, apenas hay espacio para la fantasía, aunque sí esté presente en algunos relatos, como por ejemplo «Con luz verde», donde un macabro taxista anuncia la muerte de su cliente. También hay algo de misterio ambiente demoníaco en «La carnicería», donde, de nuevo, un extraño ser se apodera de la vida de una mujer en apuros carnales, la carne entendida en varios aspectos creando así un interesante juego.
Hay espacio, y mucho, para la vida, una existencia en femenino, ya que la mayoría de los perso-najes que componen los relatos son mujeres, mujeres que sienten y padecen, y que sufren también de amor. Dos relatos, «Rodajas de limón» y «El pelo», nos trasladan a los terrenos del amor lésbico, con situaciones peregrinas que entrañan una reflexión aplicable a todos sobre las dificultades del amor y del enamoramiento.
Esa vida que nos retrata la autora habla también de dificultades económicas –no sabemos si motivadas o no por la crisis–. Todos hemos visto las imágenes de gente de este primer mundo y sociedad del bienestar, rebuscando entre los cubos de basura de las grandes superficies, en busca de alimentos o productos que puedan utilizar, pero ¿qué pasa cuando llegan a sus casa?¿qué pasa cuando deben responder a la familia que vive ignorando la mala situación pecuniaria? Una hipótesis podría ser el cuento «Una vida en común» o «La víctima».
A menudo somos víctimas, sin quererlo, en el cuento anterior y algún otro, como «La réplica», donde encontramos un claro nexo con Kafka, con ese proceso que algún día se inicia contra no-sotros sin ni siquiera saberlo.
También resuenan en este libro ecos de Cortázar, sobre todo, en el relato «El ascensor», que nos traslada a esos encuentros fortuitos tan bien definidos por el autor argentino, esas manos desco-nocidas que un día se rozan y comienzan a sentir y a expandir toda su energía.
Un libro que nos invita a viajar, a plantearnos el lugar que ocupamos en el mundo, quizá un lugar «En tránsito» donde se establece un vívido diálogo con el lector, que sufre «La condena» de la lectura. Una lectura no pasiva donde se verá obligado a comprender a los personajes, a conocerles y participar de su dolor y de esa promesa de la soga.
© Pablo Lorente Muñoz

1 comentario:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Flavia,

Creo que es un comentario muy completo del libro "Con la soga al cuello" y también es amplio el perfil que da de ti. Si alguien, tras leer este comentario, no se compra el libro, es que no lee ningún libro, porque, con el comentario, a uno no le queda más remedio que comprarlo y leerlo.

Felicidades al autor del comentario, por hacerlo tan bien, y a ti, por merecerlo.

Un beso,

Antonio

Aquñi dejo mis artículos más recientes aparecidos en La Vanguardia. Espero que los disfruten. :-)