***********************************
Vacaciones: sinónimo de tiempo libre. De lectura, por lo tanto.
Os dejo aquí un par de sugerencias. Ficción y ensayo.
*****************************
Por un lado, la novela histórica de mi buen amigo Luis García Jambrina. Un libro que anda cosechando éxitos y que va por la cuarta edición. No parece una primera novela, aunque lo sea, porque está escrita con oficio y ambición. Os copio al final de este post una entrevista que hicieron al autor a finales del año pasado, para que conozcais de primera mano sus planteamientos. Y aquí, este link de un reportaje aparecido en El País:
********************
Por otro lado, esta recopilación de conferencias de la filósofa y poeta Chantal Maillard. Quien tenga ganas de replantearse unas cuantas cosas apoyándose en buenos argumentos, que lo lea.
En este link encontráis información sobre el libro, directamente desde la editorial:
En este link encontráis información sobre el libro, directamente desde la editorial:
*************************
Felices lecturas. Y buenos días de fiestas -así, en plural, para que sean muchas y sonadas; yo, entre otras, tengo una celebración de Año Nuevo-.
*************************
Entrevista con Luis García Jambrina.
Nota escrita por Alberto Ferreras el 23/11/2008 y publicada por el diario Norte de Castilla.
Luis García Jambrina (Zamora, 1960) ha sacado tiempo entre sus clases de Literatura Española en la Universidad de Salamanca y sus colaboraciones en el suplemento cultural del ABC para escribir su primera novela. ‘El manuscrito de piedra‘ tiene como protagonista a un joven Fernando de Rojas que, antes de escribir ‘La celestina’, se ve envuelto en una trama detectivesca ambientada en la Salamanca de finales de la Edad Media y los albores del Renacimiento.
- Después de numerosos ensayos, críticas y un par de libros de cuentos ¿qué le llevó a escribir su primera novela?
- Cuando se publicó el segundo libro vi que había varios cuentos que habían gustado mucho a los lectores. Había trabajado sobre personajes literarios y ciudades como Salamanca y Toledo, que tienen mucha historia y muchas posibilidades. Ahí es cuando me planteé hacer algo sobre Fernando de Rojas, que era un autor que a mí siempre me había fascinado por ‘La Celestina’, que es una obra muy potente y llena de vida.
- ¿Por qué Fernando de Rojas?
- Porque es un autor del que no sabemos casi nada de él y eso me permitía inventar y fabular sobre su época de estudiante en Salamanca, poco antes de escribir ‘La Celestina’. Me interesaba que fuera una persona joven, muy inteligente, con mucha cultura y que se había pasado la vida dedicado al estudio en la universidad. En un determinado momento, por circunstancias, en mi obra se ve obligado a hacer de detective. El detonante de la novela es el asesinato de un catedrático de Teología que se produce a las puertas de la Catedral y que investigará Fernando de Rojas. Eso permite que el personaje pueda moverse por todos los escenarios y lugares de la ciudad, desde el Palacio del Obispo, la Catedral, los conventos y la universidad hasta la casa de la mancebía, las tabernas y los bajos fondos de la ciudad, el mundo de los rufianes y las prostitutas.
- ¿’El manuscrito de piedra’ es un cóctel que combina la intriga y el misterio con la novela histórica?
- He intentado mezclar tanto novela histórica como de intriga, detectivesca e incluso novela negra, porque en el proceso de investigación se ven todas las intrigas, la corrupción y la parte oscura e invisible de la ciudad. También hay elementos de novela de aventuras e incluso de novela de campus, por estar situada en un ambiente universitario, y novela de aprendizaje porque al final lo más importante es el personaje de Fernando de Rojas y el proceso de cambio que experimenta. Hay una integración armónica de todos esos elementos, yo no quería hacer una novela histórica al uso, sino con estos añadidos que resultan atractivos para los lectores, que enganchan desde la primera línea hasta el final.
- ¿Ha tenido que bucear en muchos archivos para mantener la rigurosidad histórica en la novela?
- Para inventar siempre hay que partir de los datos más exactos posibles y, en ese sentido, tuve que leer muchos documentos y practiqué un método que llamo la inmersión histórica, similar a la inmersión lingüística, pero aquí donde te metes no es en un idioma sino en una época. Paseas por los escenarios de la novela, consultas planos, ves iconografías de la época y visitas archivos. Pero luego todo eso no se tiene que notar en la novela, son como los andamios que luego los quitas. Quiero hacer una escritura ágil en la que no haya elementos superpuestos y todo esté relacionado con la trama.
- ¿La ciudad de Salamanca cobra un protagonismo especial en la novela?
- Sí, en realidad es la protagonista, ya que me interesaba mucho que el lector visualizara la ciudad en su conjunto, sus calles, sus conventos, la zona del río, las tenerías, la casa de mancebía, etcétera. A través de los ojos del protagonista se recorre una ciudad que está en un momento de cambio, es aún una ciudad medieval con la mayoría de las calles sin empedrar. Todo eso hay que hacerlo perceptible para el lector y para ello, cuantos más datos manejes, mejor. Me he preocupado hasta de saber cómo se llamaban las calles entonces y el curso que seguían porque, por ejemplo, la plaza de Anaya no era como ahora sino que estaba llena de callejuelas.
- ¿Los universitarios de hoy en día se pueden sentir identificados con esta novela pese al paso del tiempo?
- Creo que sí. Aquella Salamanca pervive hoy de alguna manera. La facultad de Filología donde yo trabajo, por ejemplo, está en el mismo lugar donde estaba entonces el colegio de San Bartolomé, que era donde estaba alojado Rojas y era el centro donde estudiaba la élite de la época. Para un estudiante en Salamanca tiene muchos alicientes porque puede ver el pasado de la universidad, de la ciudad y de algunos personajes que la poblaron.
- ¿Qué acogida tuvo la novela en Salamanca, donde la presentó el pasado lunes?
- Inmensa, tanto de la prensa como de los lectores. Soy el primer sorprendido de lo que está pasando. Todos me dicen lo mismo, hasta gente que conoce muy bien la historia de la ciudad me ha dicho que es muy rigurosa pero sobre todo es entretenida, te divierte, no la puedes soltar y te encariñan los personajes. En Salamanca es también donde más promoción hemos hecho, aunque en otras ciudades también ha tenido buena acogida.
-¿Cómo fue lo de publicar su primera novela con una editorial de primer nivel como es Alfaguara?
- Cuando terminé la novela se la mandé a un agente literario que conocía. Tras leerla me llamó y me dijo que ya la había mandado a varias editoriales sin consultarme. Entre las que se interesaron por ella estaba Alfaguara, que sabía que me aseguraba una gran distribución y por eso la elegí, porque podía llegar a muchos lectores. La novela plantea de fondo también temas como la tolerancia, a través de los conversos y la Inquisición, o el tema de la libertad, las humanidades y la cultura clásica, que en ese momento está llegando a la universidad y cuenta con obstáculos como el oscurantismo o la ortodoxia religiosa. En la novela hay una valoración de la cultura clásica como algo importante para la vida porque es la que garantiza la libertad y la tolerancia.
- ¿No estuvo tentado de presentar la novela a algún concurso?
- No, porque hice una apuesta absoluta por la novela y dije, si interesa, interesa por sí misma. Los premios literarios, la mayoría, están generalmente en entredicho. Por eso no me interesaba como forma de darme a conocer como novelista, prefería el camino más natural. Eso sí, tenía claro que tenía que publicarla en una editorial importante. Si no prefería verla no publicada porque es frustrante cuando escribes un libro que crees que puede interesar y que porque no tiene canales de distribución no pueden leerlo.
Luis García Jambrina (Zamora, 1960) ha sacado tiempo entre sus clases de Literatura Española en la Universidad de Salamanca y sus colaboraciones en el suplemento cultural del ABC para escribir su primera novela. ‘El manuscrito de piedra‘ tiene como protagonista a un joven Fernando de Rojas que, antes de escribir ‘La celestina’, se ve envuelto en una trama detectivesca ambientada en la Salamanca de finales de la Edad Media y los albores del Renacimiento.
- Después de numerosos ensayos, críticas y un par de libros de cuentos ¿qué le llevó a escribir su primera novela?
- Cuando se publicó el segundo libro vi que había varios cuentos que habían gustado mucho a los lectores. Había trabajado sobre personajes literarios y ciudades como Salamanca y Toledo, que tienen mucha historia y muchas posibilidades. Ahí es cuando me planteé hacer algo sobre Fernando de Rojas, que era un autor que a mí siempre me había fascinado por ‘La Celestina’, que es una obra muy potente y llena de vida.
- ¿Por qué Fernando de Rojas?
- Porque es un autor del que no sabemos casi nada de él y eso me permitía inventar y fabular sobre su época de estudiante en Salamanca, poco antes de escribir ‘La Celestina’. Me interesaba que fuera una persona joven, muy inteligente, con mucha cultura y que se había pasado la vida dedicado al estudio en la universidad. En un determinado momento, por circunstancias, en mi obra se ve obligado a hacer de detective. El detonante de la novela es el asesinato de un catedrático de Teología que se produce a las puertas de la Catedral y que investigará Fernando de Rojas. Eso permite que el personaje pueda moverse por todos los escenarios y lugares de la ciudad, desde el Palacio del Obispo, la Catedral, los conventos y la universidad hasta la casa de la mancebía, las tabernas y los bajos fondos de la ciudad, el mundo de los rufianes y las prostitutas.
- ¿’El manuscrito de piedra’ es un cóctel que combina la intriga y el misterio con la novela histórica?
- He intentado mezclar tanto novela histórica como de intriga, detectivesca e incluso novela negra, porque en el proceso de investigación se ven todas las intrigas, la corrupción y la parte oscura e invisible de la ciudad. También hay elementos de novela de aventuras e incluso de novela de campus, por estar situada en un ambiente universitario, y novela de aprendizaje porque al final lo más importante es el personaje de Fernando de Rojas y el proceso de cambio que experimenta. Hay una integración armónica de todos esos elementos, yo no quería hacer una novela histórica al uso, sino con estos añadidos que resultan atractivos para los lectores, que enganchan desde la primera línea hasta el final.
- ¿Ha tenido que bucear en muchos archivos para mantener la rigurosidad histórica en la novela?
- Para inventar siempre hay que partir de los datos más exactos posibles y, en ese sentido, tuve que leer muchos documentos y practiqué un método que llamo la inmersión histórica, similar a la inmersión lingüística, pero aquí donde te metes no es en un idioma sino en una época. Paseas por los escenarios de la novela, consultas planos, ves iconografías de la época y visitas archivos. Pero luego todo eso no se tiene que notar en la novela, son como los andamios que luego los quitas. Quiero hacer una escritura ágil en la que no haya elementos superpuestos y todo esté relacionado con la trama.
- ¿La ciudad de Salamanca cobra un protagonismo especial en la novela?
- Sí, en realidad es la protagonista, ya que me interesaba mucho que el lector visualizara la ciudad en su conjunto, sus calles, sus conventos, la zona del río, las tenerías, la casa de mancebía, etcétera. A través de los ojos del protagonista se recorre una ciudad que está en un momento de cambio, es aún una ciudad medieval con la mayoría de las calles sin empedrar. Todo eso hay que hacerlo perceptible para el lector y para ello, cuantos más datos manejes, mejor. Me he preocupado hasta de saber cómo se llamaban las calles entonces y el curso que seguían porque, por ejemplo, la plaza de Anaya no era como ahora sino que estaba llena de callejuelas.
- ¿Los universitarios de hoy en día se pueden sentir identificados con esta novela pese al paso del tiempo?
- Creo que sí. Aquella Salamanca pervive hoy de alguna manera. La facultad de Filología donde yo trabajo, por ejemplo, está en el mismo lugar donde estaba entonces el colegio de San Bartolomé, que era donde estaba alojado Rojas y era el centro donde estudiaba la élite de la época. Para un estudiante en Salamanca tiene muchos alicientes porque puede ver el pasado de la universidad, de la ciudad y de algunos personajes que la poblaron.
- ¿Qué acogida tuvo la novela en Salamanca, donde la presentó el pasado lunes?
- Inmensa, tanto de la prensa como de los lectores. Soy el primer sorprendido de lo que está pasando. Todos me dicen lo mismo, hasta gente que conoce muy bien la historia de la ciudad me ha dicho que es muy rigurosa pero sobre todo es entretenida, te divierte, no la puedes soltar y te encariñan los personajes. En Salamanca es también donde más promoción hemos hecho, aunque en otras ciudades también ha tenido buena acogida.
-¿Cómo fue lo de publicar su primera novela con una editorial de primer nivel como es Alfaguara?
- Cuando terminé la novela se la mandé a un agente literario que conocía. Tras leerla me llamó y me dijo que ya la había mandado a varias editoriales sin consultarme. Entre las que se interesaron por ella estaba Alfaguara, que sabía que me aseguraba una gran distribución y por eso la elegí, porque podía llegar a muchos lectores. La novela plantea de fondo también temas como la tolerancia, a través de los conversos y la Inquisición, o el tema de la libertad, las humanidades y la cultura clásica, que en ese momento está llegando a la universidad y cuenta con obstáculos como el oscurantismo o la ortodoxia religiosa. En la novela hay una valoración de la cultura clásica como algo importante para la vida porque es la que garantiza la libertad y la tolerancia.
- ¿No estuvo tentado de presentar la novela a algún concurso?
- No, porque hice una apuesta absoluta por la novela y dije, si interesa, interesa por sí misma. Los premios literarios, la mayoría, están generalmente en entredicho. Por eso no me interesaba como forma de darme a conocer como novelista, prefería el camino más natural. Eso sí, tenía claro que tenía que publicarla en una editorial importante. Si no prefería verla no publicada porque es frustrante cuando escribes un libro que crees que puede interesar y que porque no tiene canales de distribución no pueden leerlo.
8 comentarios:
El título de la recopilación de Chantal Maillard es prometedor y provocador.
Saludos
Voy con bastante retraso sobre el horario previsto.
¡Ayer me leí mi primer Ginzburg! "Querido Miguel", apuntado desde aquí o desde Nunuaria, o desde las dos. Y claro, pienso repetir y hacerme adicto.
Gracias anormes por haberla traído a mi sillón.
Tomás:
Es un gran libro, yab verás.
Nán:
La Ginzburg, ah, la Ginzburg.
Tomamos nota de tus recomendaciones, Flavia. Pero yo aún tengo pendiente alguno de tus textos.
Un beso.
Soledad.
Gracias por las recomendaciones, suenan bien.
Y si todavía falta alguien, que aproveche las vacaciones para leer los relatos "La soga al cuello", ¿no?
Que descanseis y que lo paséis bien estos días.
Me ha gustado La mitad sombría,y espero leer pronto Con la soga al cuello.
Quise acudir a la presentación, pero me fue imposible.
Saludos.
Anotados! Pero ando liada con todo lo que encuentro de Nabokov. Los pongo en la lista. Gracias.
(Acabo de leer tu anterior entrada. Tu libro sigue creciendo. Sonrisa grande y felices vacaciones.)
Soledad:
Gracias por tu interés, pero hay tantos autores interesantes, ¿verdad?
Carlos:
Jajajaja, esa recomendación nada velada de "Con la soga al cuello" se agradece, jajajaja.
Álex Nortub:
Me hace mucha ilusión dar con lectores de La mitad sombría, y que lo hayan disfrutado. Me has dado una alegría.
Winsta:
Qué grande, Nabokov.
Publicar un comentario