PRIMERA ENTREVISTA A HARU, AUTORA DE “YA NO NECESITO SER REAL”.
Por Flavia Company
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FLAVIA COMPANY: No esperaba que esta charla tuviera lugar jamás. Estoy conmocionada.
HARU: Habernos visto al otro lado de la cinta no impedía que nos viéramos en este. Como sabés, yo siempre te esperé allá, al otro lado de Moebius. Fuiste vos quien abrió el canal. Tus meditaciones me dieron el espacio. Sería mejor decir la puerta. Espacial y temporal.
FC: También vos me permitís ahora salir de mi construción.
H: Sí, yo soy la llave, tu llave. De entrada y de salida.
FC: ¿Habría que llamarlo “túnel”?
H: El concepto de entrada o puerta invita a algo más íntimo.
FC: ¿Qué es para vos la realidad, Haru?
H: Una convención práctica. Necesaria según se ha planteado la vida humana, tan ansiosa de identificarse para sentir seguridad. Pero bueno, no vamos a hablar ahora del origen de la ansiedad y la angustia, ¿o sí?
FC: No, no, a menos que resulte imprescindible. Quería empezar por preguntarte por qué escribiste esta historia.
H: Bueno, una vez abierto el canal entre nosotras y establecida nuestra complicidad, cuando me enteré de tu viaje alrededor del mundo, justo tras haber escrito mi vida, pensé que era imprescindible. Vos llevás el hilo que une a todes con todes y con todo. Cosés a la gente con la otra gente y consigo misma. Vos sos el dolor del mundo y el alivio del mundo. Vos sos yo. Habías dicho tantas veces que Haru somos todes que me pareció importante que todes escribiéramos este libro. Porque este libro, Flavia, no es tu vida. Este libro es la vida de todes les que se cruzaron con vos en el camino y también les de todes les que no se cruzaron con vos en el camino. Nadie es ajeno a esta historia. Nada es ajeno a esta historia. Todes les personajes que aparecen están en el mundo, en contacto con otres que, así, también se incluyen. No podés mencionarme a una sola persona de este mundo, presente, pasado o futuro, acerca de quien no haya escrito en “Ya no necesito ser real”.
FC: ¿Se parecen nuestras vidas?
H: Es inevitable. Vos también sos Haru. Todas las vidas pasan por los mismos lugares. Porque todas las vidas son una sola vida. No hay muchas vidas, Flavia. Hay solo una. Y de ella participamos todes. Todo lo vivo es la misma vida y todo lo muerto es la misma muerte. Nadie tiene vida. Solo se forma parte. Creo que esa idea queda plasmada con claridad en el texto.
FC: Tengo que reconocer que esa conciencia me acompañó durante el viaje. Y al creerlo así experimenté algo que me habías dicho muchas veces en la zapatería: la vida provee mientras se forma parte de ella. No se atrapa, no se posee, no se controla. Se respira. Entendido eso, entendido todo.
H: Así es. Me lo enseñaron mis padres. Y de hecho mi padre lo dejó reflejado en su Teoría de la resta. Una de sus discípulas está ordenando las notas que dejó para darlas a conocer en tiempos venideros.
FC: ¿Qué sentís al pasar de personaje a la autoría?
H: Una sensación de irrealidad pasmosa. ¿Qué hace autora a la autora? ¿El ejercicio físico de la escritura? ¿El concepto que le da lugar? En mi caso no hablaría de autoría sino de caligrafía. Todes somos autores de este libro. Yo solo he aportado los dibujos con tinta llamados letras o palabras, que son los que llegarán a las manos de les lectores y espero, sobre todo, a sus corazones. Como cuando vos te hiciste cargo de la escritura de Haru, también yo deseo que este texto aporte paz. Y conciencia.
FC: ¿Qué es la conciencia, Haru?
H: La coincidencia. Nada más. Y la coincidencia puede darse solo en presente. Aquí y ahora. Es concebir la vida en el espacio en vez de en el tiempo. No hay antes ni después. Solo acá: eso es la eternidad.
FC: Tuvimos muchas conversaciones mientras yo meditaba dando la vuelta al mundo. ¿Tomabas notas?
H: No fue necesario. Ya sabés que me inventé todo lo que no pude presenciar. Y además, incluí de forma íntegra tus resportajes. Aportan verosimilitud, ¿no te parece?
FC: ¿Es importante?
H: Creer es importante. Y más que en la verdad de otres, una cree en lo que le parece verosímil.
FC: ¿Vas a escribir otros libros?
H: No lo creo. Mi cometido era permitirte salir de la literatura para entrar en la ficción y convertirte en ella. Fusionarte. Del mismo modo que un día me fusioné yo con el arco y la diana y la flecha y el aire que la transporta. No hay otro camino. Esa es la conciencia absoluta de formar parte. Dejar de ser lo identificable. Asumir el tránsito. Morir para comprender la vida.
FC: Somos la vida de la otra. Y la muerte de la otra.
H: Todes somos la vida de les otres y la muerte de les otres. Me gustó escribir sobre las personas que conociste y sobre los lugares que caminaste. El nomadismo es un constante camino de reconciliación con la transitoriedad y de aceptación del desapego. Entiendo que te sintieras capaz de emprenderlo tras escribir Haru.
FC: ¿Tuviste tentaciones de titular al libro Flavia?
H: En ningún momento. Sé lo importante que es para vos deshacerte de cualquier espejismo de identificación. Habría sido como clavar a la mariposa con un alfiler. No.
FC: Te lo agradezco mucho. Me sigo emocionando cada vez que pienso en nuestro primer encuentro.
H: Yo también.
FC: ¿Un té, maestra?
H: Con gusto.
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