viernes, 4 de septiembre de 2020
miércoles, 2 de septiembre de 2020
YA NO NECESITO SER REAL, versión castellana en editorial Catedral, y JA NO NECESSITO SER REAL, versió catalana en Univers Editorial, es el primer título publicado bajo el heterónimo HARU, tras el cual Flavia Company sigue su trabajo textual.
Esta es la entrevista que yo, HARU, le hice a mi creadora, FLAVIA COMPANY, con motivo de la aparición de este libro, que va a estar en librerías físicas y digitales a partir del 3 de setiembre de 2020, adp (año de la pandemia).
HARU: Para empezar, dejame decirte que fue un placer enorme escribir este libro desde mi punto de vista y en justa devolución al que vos escribiste sobre mí.
FLAVIA: (se ríe con gesto travieso) El placer es mío. Es como cerrar un círculo, ¿verdad? En cualquier caso, no cabía otra posibilidad, era necesario que te cediera la palabra, o que la tomaras.
H: ¿Por qué el abandono de tu nombre? ¿Nos podés explicar?
F: Bueno, es probable que las razones últimas de esta osadía las entienda únicamente quien se dedique a estudiarla, pero así, con toda humildad, te diría que responde a tres líneas principales, es decir, la literaria, la filosófica y la espiritual.
Por lo que se refiere a la literaria, siempre sostuve que estaba escribiendo un solo único libro. Todos los títulos que publiqué tienen que ver con esa construcción, que se inicia con una novela epistolar, Querida Nélida, que escribí a mis diecisiete años y que finaliza con otra novela epistolar, Magokoro. Es un modo de concebir la literatura y, a su vez, la existencia y su sentido. Entre esas obras hay inter-textualidad, hay préstamos, hay contagios, hay complicidades, puertas, pasillos y ventanas. Están íntimamente relacionadas. Son un edificio. Una esfera. Una mirada y una idea. Son la obra de una extranjera e incluso de una exiliada. De alguien que no tiene lugar donde vivir y lo crea mediante las palabras. Mi hogar.
H: ¿Eso quiere decir que al cambiar tu nombre por el mío abandonás tu hogar? ¿Quedás desamparada? ¿A qué renunciás? No imagino de qué modo alguien se pasa la vida construyendo algo para dejarlo.
F: Ahí viene la parte filosófica. No es que abandone mi hogar. Es que armé un lugar del que ahora puedo salir. No se puede salir de “ninguna parte”. Fue ardua la tarea y por fin dio fruto. No es sencillo salir, porque se sale a lo construido por otres, por todes. Y ahí entrás vos. Todes somos Haru y cada vez somos más. Al salir de lo construido y confiar, mi vida fue lo que se convirtió en ficción. ¿Por qué? Porque todo cuadraba constantemente. Todo el tiempo estaba, estoy, en el lugar oportuno y en el momento adecuado. Fruto de la entrega. Lo inverosímil era cierto. Las pautas de lo existente eran las mismas que habían regido mi escritura. Me di cuenta de que estaba escribiendo mi vida al vivirla. Mi vida era el libro y necesitaba autora. Y esa sos vos. Pero no sos la única. Van a venir otras.
H: ¿Y la parte espiritual?
F: Eso tiene que ver con el abandono del apego a la identificación. El apego a lo permanente. A la posesión, a la razón. A la autoría. Tiene que ver con la revelación del peso que supone lo inamovible. Del lastre. Del dogma. Tiene que ver con renunciar al control y comprender que lo que es y va a ser, ya fue. ¿Porque el tiempo es circular? No solo por eso. Sobre todo porque todos los actos encierran en sí sus consecuencias. La cadena comenzó y va a seguir hasta que termine. Esto mismo que estoy haciendo es parte de esa cadena.
H: ¿Me estás diciendo que todo está determinado, que no hay libre albedrío?
F: No, porque eso sería creer que hay un orden prescrito. Hay cierto azar en el modo en que se organizan los hechos. Pero la esencia es lo que es. La verdadera transformación pasa por conocer. Lo único que podemos hacer es saber. Y después de saber, aceptar. Y después de aceptar, agradecer y mostrar a cada paso lo que hemos descubierto.
H: Cuando escribiste mi vida, ¿te costó pensar el mundo desde una perspectiva oriental?
F: Te voy a contestar con otra pregunta, ¿acaso a vos te costó pensarla desde una perspectiva occidental?
H: No, cierto, todo encierra todo. Basta con observar y escuchar. Comprender que la otra es una misma. Que una es la otra. Tenés razón. A veces asoman los prejuicios que nos llevan a pensar que la comprensión entre distintas culturas es más difícil que el entendimiento entre las mismas.
F: Eso facilitaría algunas cosas en el mundo. Eso permitiría que el entendimiento entre iguales se tomara como ejemplo para pensar cómo relacionarse con les distintes. Pero pensá en el Holocausto o en la guerra civil española, o en las también sangrientas dictaduras sudamericanas, ¿era enfrentamiento entre distintas culturas?
H: ¿Puedo yo, un personaje de ficción -para colmo tuyo- escribir sobre vos, una persona real?
F: Ya lo hiciste. El libro existe. Y la paradoja es que incluso con ese título y a pesar del hecho de haberme transmutado en personaje, lo que se cuenta se percibe como real. No solo como verosímil sino como real. Y vos sabés tan bien como yo que mientras lo vivimos -permitime que te incluya, también tenemos un plural- lo que nos ocurría era todo inverosímil.
H: ¿Qué sentiste al ver el libro firmado por mí?
F: Gratitud y contento. Y una especie de profundo alivio. La literatura transforma. No me refiero a la percepción que haya de ella, sino a la escritura misma. De ahí que hable de espiritualidad. La escritura es en mi caso una forma de meditación. Un ejercicio de concentración absoluta y de entrega de fe. Siempre fue un camino hacia acá. Por eso cuando terminé de escribir HARU lloré sin parar durante tiempo. Fue el instante de epifanía. Supe que había ocurrido esto, que se materializó con claridad al terminar la escritura de Magokoro.
H: ¿Por qué firmo yo este libro? ¿Por qué no otro de tus personajes? O incluso un nombre inventado. Por norma general los heterónimos se crean tras el nombre, no son un personaje de la obra propia. Si acaso, se convierten en parte de ella.
F: Porque HARU somos todes. Este libro es el libro de todes. No están todos los nombres pero están todas las personas. No están todos los países pero está el mundo entero. Este libro es una instancia que recibí yo para que lo escribieran todes, que sos vos. Vos sos el dolor del mundo y sos el alivio del mundo y sos cada une de nosotres como cada une de nosotres es vos. Y quien protagoniza la historia que escribiste no es todes sino cualquiera entre todes. Es la magia del hilo que nos une y nos conforma.
H: ¿Y ahora, después? ¿Qué nos espera?
F: Lo que la vida procure. De momento, y si nada lo impide, en marzo de 2021 vos y yo vamos a publicar una novela bajo el heterónimo de Andrea Mayo, en la editorial Proa, titulada LA PLANTA CARNÍVORA. Y vamos a abandonar la ficción, Haru. Ya solo vamos a contar la verdad, que a veces se parece muy poco a la realidad que se percibe.
H: Muchas gracias. La verdad que me quedó más claro. Seguro que se generan otras dudas y preguntas. ¿Para próximas charlas?
F: Gracias a vos, Haru. Te debo tanto. En vos quiero a todas y a todos. Somos puro amor. Y sí, claro, para próximas charlas. Y te digo más, espero que las preguntan nos lleguen de quienes nos lean, ahí está lo que importa, en esa profunda hermosa complicidad que nos otorga estar vives y querernos así, tal cual somos.
Aquñi dejo mis artículos más recientes aparecidos en La Vanguardia. Espero que los disfruten. :-)
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