Julio y yo esta mañana en el barrio |
Ya sé cómo se llama. Es Julio.
Desde que llegué a mi nuevo barrio, a mi nueva vida, hace casi tres
meses, lo veo cada día en la esquina, desde las ocho de la mañana hasta
pasadas las ocho de la tarde. Cuando pasas por su lado, siempre dice,
"buen día". Empecé a contestarle desde el primer momento enn que me
saludó. Al cabo de tres días comencé a sonreírle. Y él no tardó nada en
devolverme la sonrisa. Varias semanas después, le di algo de dinero,
y su sonrisa fue la misma y su saludo igual. El otro día, tras dos
meses de sonrisas, al verme no ya en su esquina sino en la de enfrente,
levantó la mano para saludarme. Me conmovió.
Hoy por la mañana, cuando he salido a desayunar y he pasado por su lado, he visto que en las escaleras junto a las que se sienta, había un pequeño papá noel que danzaba torpemente y emitía música de villancico. He seguido mi camino. Al regreso, él me ha dicho, "se lo he regalado a un niño". "¿El papá noel?", le he preguntado yo. Me ha dicho que sí, y me ha contado que con lo que se saca, treinta o cuarenta al día, dedica casi la mitad a comprar regalos para los niños del barrio. "Y con lo que me queda, vivo de sobras". Me ha dicho que no hay que acumular, que hay que repartir, que lo que siembras es lo que recoges, que la gente que es amable con él, pues que merece ser tratada por él con amabilidad. Y me pregunta, "¿tienes hijos?", y le digo que no y me sonríe y me dice, "entonces no te regalo nada". Nos hemos reído. Me ha mostrado el muñeco que lleva en el carro, para una niña en especial que, a buen seguro, "pasará hoy mismo por aquí". Le he preguntado su nombre, me ha enseñado el DNI, me ha dicho que vive en el Besós, que nació en el 67. "Julio, me llamo Julio". Y entonces nos hemos hecho una foto juntos. Y he pensado tantas, tantas cosas.
Gratitud y contento.
Hoy por la mañana, cuando he salido a desayunar y he pasado por su lado, he visto que en las escaleras junto a las que se sienta, había un pequeño papá noel que danzaba torpemente y emitía música de villancico. He seguido mi camino. Al regreso, él me ha dicho, "se lo he regalado a un niño". "¿El papá noel?", le he preguntado yo. Me ha dicho que sí, y me ha contado que con lo que se saca, treinta o cuarenta al día, dedica casi la mitad a comprar regalos para los niños del barrio. "Y con lo que me queda, vivo de sobras". Me ha dicho que no hay que acumular, que hay que repartir, que lo que siembras es lo que recoges, que la gente que es amable con él, pues que merece ser tratada por él con amabilidad. Y me pregunta, "¿tienes hijos?", y le digo que no y me sonríe y me dice, "entonces no te regalo nada". Nos hemos reído. Me ha mostrado el muñeco que lleva en el carro, para una niña en especial que, a buen seguro, "pasará hoy mismo por aquí". Le he preguntado su nombre, me ha enseñado el DNI, me ha dicho que vive en el Besós, que nació en el 67. "Julio, me llamo Julio". Y entonces nos hemos hecho una foto juntos. Y he pensado tantas, tantas cosas.
Gratitud y contento.
4 comentarios:
Buenos días Flavia, me encantó el relato. Lo compartiré en fb. Me ha llegado por Whatsapp a través de una amiga de Cerdanyola del Vallès, yo vivo en Caracas, Venezuela. Ya seguiré tus relatos. Migdalia Freites
Mig:
Muchísimas gracias. Qué bonitas vueltas da la vida. Nos buscamos en facebook. A mí me encuentras como Flavia Company Itinerarios de Escritura. Un abrazo. :-)
Qué bonito Flavia! Hacía tiempo que no te leía y este relato ha aparecido como por arte de magia :)
Un abrazo,
Carmela
¿Sabes Flavia?, por encima de todo hay encanto en la sencillez, en el gesto, en las cosas pequeñas, en el detalle, y esto es lo que me transmites.
Te estoy agradecida y de ti aprendo. Besos.
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