Impresionante cómo chillan los faisanes. O lo que sea que se ve en la foto. De la especie gallinácea, sin duda. Pero se desgañitan. (Finalmente he sabido que se trata de chachalacas). |
Al abrir la ventana, su poquito de nido de avispas. |
En medio del pueblo, a la espera y fijándose mucho, cangrejos enormes. |
No sabemos qué es exactamente. Pero es precioso. Miradle las patittas rojas. Eso sí, aparecido de improviso y mientras leíamos, ahí mismo, mirándonos. |
Está lleno de lagartijas, iguanas y demás saurios o anfibios. Algunas más coloridas, otras menos, pero siempre veloces. Ésta, un pelín muerta. Poco veloz, claro. |
¿Lava la abuela o lavan los nietos? A 40 pesos la docena de prendas. Y las tienden de doce en doce. Por grupos de propiedad. |
Reclamos de toda índole. |
O reclamos de ninguna índole. Si el cartel está así, ¿cómo estarán los cuartos? |
¿Entramos a ver qué tienen? ¡Venga! (¿Y esas flechas que se van complicando en su diseño a medida que avanzan en el cartel?) |
Señora que lava y... atención a los maniquíes colgados del árbol. Desnudos. ¿Y la boutique, y la ropa? No hay. |
Agua Loka, Frape Loko... equipaje a buen resguardo... lo que sea necesario. |
¿Es sorprendente el cartel o no? ¡Esos dibujos! Hay que imaginarse la conversación durante la que los eligieron y el momento de realizarlos. |
Pueblo hippie, Jamaica al canto. O Marley, que es su sinónimo. |
¡¡¡ESTÉTICA AUTOMOTRIZ VULCANIZADORA!!! |
En Zipolite se encuentra el ombligo de Buda. Punto pelota. |
Léase con atención el bando. Préstese atención sobre todo a la última línea. |
Detalle para lectura de última línea del susodicho cartel. |
Hacia allá. |
Ahí en medio de la sala. Quieto y pensativo. Mirando a cámara. |
Ella mirando al infinito, a ver si aparecen los delfines. |
Pero antes aparecieron tortugas en situación comprometida. |
Yo muy dignamente aposentada en la proa de la barca, antes de. |
Antes de tirarme al mar y, al sostener a la tortuga Manuelita, sumergirme bajo sus setenta quilos de peso. La que se ve fuera del agua es la tortuga. |
Y los delfines acudieron al silbido del barquero, al fin. Se ven solo tres, aquí, pero fueron decenas. Emocionante. |
4 comentarios:
Aquí deberíamos poner uno parecido: No hacer caso de los salvapatrias.
Todo es impresionante, Flavita.
Besos
Que alegría que hayáis conocido Mazunte!!
Nán:
Pues sí, los salvapatrias no son nada aconsejables.
Impresionante, sin duda, Nancito, :-) Besos.
Enrique:
Gracias a ti. :-)
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