¿Que te has equivocado de dirección? Das la vuelta. Vas contradirección. En moto, en coche. Lo que haga falta. Las normas de Bangkok son genuinas. Y nadie pita. El ruido es otro.
También son otras las medidas. Y si no, atención al cartel de la chica que conocimos en lo alto del puente:
Antes de irnos a cenar al barrio bohemio de la ciudad, foto de barra callejera. Advertir el detalle de televisor arriba, al final de la barra.
Llegada en taxi a calles oscuras y desiertas: ¿Dónde estamos? ¿Tú crees que el taxista nos ha entendido? ¿Tú crees que lo hemos entendido nosotras a él?
Vamos a preguntar.
A la derecha, a la izquierda, pasa el puente, cruza el canal, a la izquierda, a la derecha, sube la calle, baja y por ahí.
Y sí, oye. Va y sí.
Mundo masaje: por ejemplo, el tradicional Thai. Te tiran al suelo, se te suben encima, te doblan en tres o en cuantro; o en más. Te creen flexible: pasas a serlo. ¿Tengo el brazo en la espalda, el pie en el cuello?
Masajes en la calle, también. Por la noche. ¿Repetimos? ¡Venga! Ahí todos juntos. La colectividad turista levitando y/o durmiendo al ritmo de las manos tailandesas. Bocas abiertas, ojos en blanco, ronquidos; impresionante.
Masajes en la calle, también. Por la noche. ¿Repetimos? ¡Venga! Ahí todos juntos. La colectividad turista levitando y/o durmiendo al ritmo de las manos tailandesas. Bocas abiertas, ojos en blanco, ronquidos; impresionante.
Luego el paseo:
El disfraz:
Y el mantel de la cena, claro:
2 comentarios:
Me he visto todos los Bangkoks. Qué flipe. Y yo que adoro Roma por el caotismo... Si voy a Bang lo mismo me quedo para siempre. ¡Ah, no! Olvidé mi promesa de no comer jamás lo que se sirva ya cortadito.
Felices 4.000 meses próximos.
Y besos
Viajar, qué placer y en tu caso, doble.
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