La semana pasada, en una mágica noche de paraguas sin lluvia, tuve la suerte de conocer a Leonardo Martínez. Y quiso el azar que la charla nos llevara a las palabras (no es lo mismo una cosa que la otra) y que las palabras nos llevaran a los escritos y finalmente los escritos, a punto de asomarse el alba, a un texto suyo que me gustó muchísimo, razón por la cual le he pedido permiso para publicarlo aquí y compartirlo con vosotros que, estoy segura, sabréis disfrutarlo tanto como yo. Gracias, Leo.
El sendero de las confesiones
¿Te acordás? Pasamos un día entero caminando. Íbamos de la mano. No nos separamos ni un momento. Avanzábamos por el sendero y el día se acababa. No había luz pero seguíamos hablando. Mirá que hablamos. Algún que otro automóvil nos hacía luces. Algún que otro automóvil miraría sorprendido a dos hombres caminando de la mano por un sendero perdido de una provincia remota, los dos con sus mochilas a cuestas, la de tela y la otra, esa que somos, tan llena de recuerdos, de ilusiones, de sueños, de desengaños, de escepticismos, de lucidez y de estupidez, todo a la vez. Esa tarde fuimos muy livianos, la misma naturaleza nos arrastraba hacia la altura, hacia el bosque. Recorrimos millares de mundos, atravesamos muchas vidas, imaginamos tantos paraísos. Éramos dos hombres, un sendero y un bosque. Todo lo demás sobraba. Todo lo demás sobra.
5 comentarios:
Es necesario vaciar de vez en cuando la otra mochila para poder seguir adelante, no? O crees haberla vaciado pero en realidad lo que se alberga en su interior permanece para siempre. Tal vez.
Genial el texto: CLIC! :)
Verba volant:
Desde luego que este texto hace el famoso CLIC. :-)
Mochilas... lo ideal sería no llevar ninguna, ¿no? Que nada ni nadie se sienta como mochila. Tal vez.
Si llevas tus sueños en una mochila, tarde o temprano se romperá y los perderás. Si los llevas a cuestas implicará un mayor esfuerzo para seguir adelante. Pero sin lucha no hay logros.
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht
Verba volant:
Hermosa frase de Brecht.
Y en efecto, sin lucha no hay logros. Está muy bien tenerlo claro.
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