Quienes estuvimos ayer en el concierto que dio Camille en el Auditori pudimos comprobar que la genialidad existe, que hay magia en el arte, que la pasión se transmite y se contagia, que la vida puede ser otra cosa, que el entusiasmo es una fuente de energía y que esta artista sobrehumana tiene además un sentido del humor extraordinario y es capaz de desprender una ternura prodigiosa.
¡Oh, Camille!
Y además, generosa, oye, porque se prodigó en bises sin dudarlo. Una maravilla. Un placer. Un privilegio.
¡Olé!
4 comentarios:
¡Vaya suerte!
La tuya por vivirlo y sentirlo así y la suya por provocar estas palabras maravillosas que le dedicas.
Botavara:
Una suerte, así es. :-)
Sí que es suerte. Adoro a esta chica desde que hace unos años escuché por primera vez Ta douleur.
Nán:
Y cómo la canta... buf, cómo la canta. :-)
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