La paz, aparentemente, nada cambia, solo permite que todo siga igual.
La guerra, sin duda, lo cambia todo. Y tarda mucho en terminar: generaciones.
Los ciudadnos de a pie no podemos hacer nada contra las guerras. Pero podemos decir que estamos en contra.
Dissabte 10 de gener a les 17 hores MANIFESTACIÓ a Pl. Universitat Demanem a Israel que aturi els atacs sobre la població palestina. Exigim a la Comunitat Internacional que interposi forces i obligui a negociar una pau justa amb el reconeixement de l’estat palestí.
Sábado 10 de enero a las 17 horas MANIFESTACIÓN en Plaza Universidad. Pedimos a Israel que detenga los ataques sobre la población palestina. Exigimos a la Comunidad Internacional que interponga fuerzas y obligue a negociar una paz justa con el reconocimiento del estado palestino.
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8 comentarios:
Flavia,
Muy oportuno y sensato tu "post" sobre la guerra.
“Bellum omnium contra omnes” [La guerra de todos contra todos] es lo que escribió Thomas Hobbes en “De ciue” [Sobre el ciudadano], publicado hace más de tres siglos y medio (1642). Esperemos que no tenga razón, por lo menos del todo. Pero Hobbes no es original. Ya Publius Flavius Vegetius Renatus escribió, allá por el 390 dC, su “Epitoma rei militaris” [Breviario sobre los asuntos militares], en el que dice: “Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum” [Así pues, quien desea la paz, pues que prepare la guerra].
Todo el libro se caracteriza por la nostalgia de Vegetius hacia los tiempos anteriores a él y el ensalzamiento de glorias pasadas, lamentando el abandono en el que se encuentra el ejército en su tiempo, y proponiendo el resurgir de éste, poniendo especial énfasis en la necesidad de disciplina y entrenamiento. Parece como si Vegetius hubiese escrito su libro en 1948, como si fuese uno de los que mandan ahora.
Siempre nos queda el consuelo de que, hace más de dos milenios, Cicerón, viviendo ya las turbulencias fratricidas que llenaron de sangre la Roma del siglo primero aC, insistía en la “Concordia ordinum” [La colaboración armónica de las diversas clases].
A veces uno siente vergüenza de vivir en el siglo en que vive, e incluso de pertenecer al género humano: los animales, a los que mal llamamos “salvajes”, en estado natural, no hacen esas cosas.
Los ciudadanos de a pie podemos hacer algo contra las guerras, y contra la corrupción política, y contra el hambre, y contra muchos otros dramas, seguro.
Los métodos que funcionaron en su día –como las manifestaciones- parecen ahora obsoletos, a juzgar por los resultados obtenidos. Pero eso no significa que no podamos hacer nada, al menos yo me niego a aceptarlo, porque ese me parece el principio del fin.
Es más, creo que los intelectuales, esos desaparecidos, tienen la obligación moral de pensar en nuevas formas de “hacer algo” para mejorar el mundo, ya que los politicos se dedican a otras cosas. Luego, los que no tenemos su intelecto, las pondremos en práctica.
Como dice Flavia : "Los ciudadanos de a pie no podemos hacer nada contra las guerras. Pero podemos decir que estamos en contra."
Así que, iremos.
Por la paz.
Sí, estaremos allí y aquí...
winsta,
Ya tienes explicadas explicadas LAS IDUS
Antonio:
No puede dejarse de pensar en el sufrimiento infligido a tantas personas sin voz ni voto. Es de tal dimensión la injusticia que no se encuentran palabras que puedan calificarla.
Joana:
Los medios están ocupados por los mequetrefes del poder. Para defender y apoyar su discurso. Las voces disidentes carecen, en general, de plataformas. Pero sí, queda mucho por hacer.
Winsta:
El derecho a expresar nuestra indignación, ¿no? Eso al menos.
Botavara:
En todas partes.
A propósito de la desproporcionada agresión de Israel al Pueblo Palestino, habría que recordar ahora lo que dijo Cicerón en el Senado Romano el año 63 aC, cuando, ante la pretensión de Catilina y otros desalmados de asesinar a los nobles y magistrados, incluído y en primer lugar el propio Cicerón, y hacerse ellos con el poder y las propiedades, dijo:
Hoc post hominum memoriam contigit nemini (In Catilinam oratio prima, 16) [Esto, desde que los hombres tienen recuerdo, no ha sucedido a nadie].
Catilina huyó y murió luchando, pero una buena parte de los conspiradores fueron ejecutados. A alguno de ellos, Léntulo, uno de los más importantes, lo estrangularon, tras una rápida decisión del Senado en el "Tullianum", el lugar más infecto de la cárcel de Roma.
Si ens quedem de braços plegats, segur que res no canvia. Ens hem de fer sentir. Al menys que als polítics i a la comunitat internacional els caigui la cara de vergonya. Si és que en tenen, clar.
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