Me entusiasma que ya exista la posibilidad de adquirir ejemplares de mi última novela en formato digital, para su lectura en libro electrónico. En la librería Laie. Clicando
AQUÍ vais a la página en que se puede comprar. Me despierta curiosidad este nuevo camino para la lectura. Como comenté en una entrada de hace días, me he convertido en una auténtica fan del e-book, si bien es verdad que le veo algunas desventajas como, por ejemplo, que no pueda prestarse un libro que te entusiasma.
Otro asunto que me ha sorprendido es su precio: creí que iba a ser muuuuucho más barato que su versión en papel. Pero no. Por ejemplo, L'illa de l'última veritat, en papel, cuesta 17 €. Y en digital, 13,49 €. Vamos, así las cosas, vale la pena comprárselo en papel. (Y me pregunto: ¿va a desaparecer la firma de ejemplares? Porque a ver cómo vas con un libro electrónico a que el autor/a te dedique su libro...)
Otra cuestión. En una nota al pie del libro en venta, dice:
"Permisos sobre el eBook
Copiar/pegar: Prohibido.
Imprimible: Prohibido."
También se indica, por escrito, cómo están protegidos los derechos. Dice:
"Los ebooks tienen derechos de uso restringidos para poder proteger los derechos de autor. Podrás leer tu ebook tantas veces como quieras y en el dispositivo que desees, pero no podrás imprimirlo ilimitadamente ni pasarlo a un dispositivo que no esté autorizado.
Para gestionar estos derechos se utiliza un identificador Adobe ID, que es una forma de asegurar que un ebook pertenece a una sola persona. Así evitamos la copia ilegal.
Obtener un Adobe ID es muy sencillo y tan sólo hay que especificar un nombre, apellidos y email. También hay ebooks libres de derechos de uso."
Pero bueno, lo que está claro es que hecha la ley... hecha la trampa, ¿no? Veremos qué caminos inescrutables toma el pirateo literario.
Hay un apartado en formato de video (en esa página de Laie) en donde te muestran cómo descargarte e- books. Es fácil y se tarda menos de un minuto. (Añoranza: ese paseíto por las librerías, ese abrir libros y verles la primera frase, ese mirar la contra, husmearlo...).
Está claro que, en cualquier terreno, lo fácil no es lo romántico.
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Hoy he interrumpido la lectura (en e-book, claro) para observar un rato la laboriosa vida de unas cuantas hormigas. Me he quedado enganchada. Siguen haciendo lo que hacían desde el principio de los tiempos, supongo. Ni fácil ni romántico: lo suyo. Les hice unas cuantas fotos. Les dejo una que, más que fila india de trabajo impenitente, parece reunión alegre y festín. (Fíjense qué curiosos los grupos formados: las que miran sin llevar carga alguna -¿se tratará de jubiladas?-, las que van en pareja -¿enamoradas?-, las que llevan "la hoja más grande"...)