Menchu Genové me hizo esta foto en una de las librerías en que estuve firmando el día de Sant Jordi y, como se ve, estaba muy contenta.
No es de extrañar. Me pasaron cosas increíbles, la primera de las cuales fue la sensación de que mi escritura había pasado, por lo que a distribución se refiere, de la categoría "droga" a la categoría "aspirina". Me explico: hasta el momento había tenido siempre la sensación de que conseguir mis libros era tan difícil como hacerse con una de esas sustencias que se esnifan o se inyectan, se beben o se ingieren, se fuman o se aspiran y que le cambian a una el estado anímico, la percepción de la realidad (a poco que se piense, las drogas tienen efectos parecidos a la literatura). Este año, en cambio, mi novela (solo la recién publicada, tampoco alucinemos; las demás siguen perteneciendo a la distribución prohibida y secreta) estaba en todas partes y a la vista, como el ibuprofeno, el whisky o las tiritas.
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Para los que el año pasado leísteis la historia de Joan: Ha venido. Vino casi a última hora, acompañado de Lourdes y de su hijo. Me quedé anonadada. Fue la dedicatoria más feliz del día.
Nos emocionamos.
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Vino también a verme una alumna a la que le daba clases de repaso cuando tenía 17 años (cuando yo tenía diecisiete años, quiero decir; vino con su bebé de dos meses, Pau; me encantó verlos).
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De pronto se presentó un señor que dijo con voz segura y firme: "Anda, fírmale un libro al primer maestro que tuviste en España". Y en efecto, era el primer maestro que tuve en España, a mis 9 años.
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Vinieron amigos a quienes no veía desde hacía tantos tantos años. Algunos, precisamente, desde las juergas de los 17...
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Muchos desconocidos y desconocidas dejaron de serlo. Los conocí por sus miradas, por su modo de hablarme, y ahora sé que están ahí y que escribo para ellos también. (Cada vez somos más; viva el fenómeno aspirina, jajajaja).
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Y en fin, qué decir de mis amistades, que un año más me acompañaron, como si se tratara de una visita con relevo, en cada uno de los lugares por los que aparecí. Gracias, de todo corazón.
Y seguimos, seguimos, seguimos.