martes, 26 de enero de 2021

Aquñi dejo mis artículos más recientes aparecidos en La Vanguardia. Espero que los disfruten. :-)
El 3 de febrero llegan a las librerías españolas la reedición de la novela "Dame placer", aparecida por primera vez hace ya 23 años, y "La planta carnívora", el primer título que firmo con el heterónimo que he elegido tras desapegarme del nombre Flavia Company como autora, (justo después de publicar la novela "Ya no necesito ser real" desde el heterónimo Haru). Toda la vida he caminado hacia esa feliz disolución, esa coherente renuncia que, paradójicamente, reclama la libertad para existir. Soltar. El inmenso alivio de soltar.

domingo, 29 de noviembre de 2020

sábado, 14 de noviembre de 2020

martes, 10 de noviembre de 2020

Dejo aquí la charla que mantuve con Álvaro Colomer acerca de "Ya no necesito ser real" y de mi vuelta al mundo. Espero que la disfruten. ***
Aquí les dejo mi artículo del sábado 31 de octubre en La Vanguardia. ¿Qué significa dar un paso?
Cuando alguien escribe una reseña que parece parte de tu novela. Esa magia de las almas. Gratitud y contento. Gracias, Vero. Gracias, loslibrosdeveda.blogspot.com
Título: Haru Autora: Flavia Company Género: Narrativa Editorial: Catedral Books ISBN: 978- 8494386091 No voy a decirte que tienes que leer Haru. No voy a "recomendar fervientemente" que busques y leas este libro porque sé que Haru llegará a ti cuando sea su momento exacto de llegada, porque si no es ella la que te llama (desde este post, desde la estantería de una biblioteca, desde el rincón de una librería) pasará sin pena ni gloria ante tus ojos sin hacer escala en tu corazón. Pero si la escala se da, si Haru llega, llegará para quedarse. <<"Yo soy el dolor del mundo. Yo soy el alivio del mundo. Yo soy tú." Haru>> Cómo os hablo de esta novela... ya vamos mal, porque "novela" no es una definición que yo daría a este libro. Cómo os cuento de qué va... Quizá la sinopsis que podáis encontrar en cualquier parte os dará esa información y así y todo estará errada. Cómo os cuento toda una vida en un post sin dejarme nada ni hablar de más. Mejor me abro y os digo que hay un punto de inflexión en la lectura en la que Haru deja de ser Haru para ser yo misma, donde empiezo a ver en sus anhelos los míos, en sus culpas las mías, en su fe mi Fe. Un punto en el que no puedo dejar de llorar leyendo, en el que la lectura se convierte en emoción y la emoción en sentimiento y así dejo de leer con los ojos para SENTIR la lectura. No lloro de pena ni de alegría, no lloro por calma ni por ansiedad, lloro por todo ello y a la vez no sé por qué lloro. Una lectura que parece que no cuenta nada pero que se va ralentizando porque es tanto lo que dice... No sé qué hizo Flavia para escribir esta historia. Meditar, salir de sí misma para meterse en en mí, en ti, en todas... solo sé que no sé cómo hablar de este libro, porque vuelvo a tener ganas de llorar y tampoco sé porqué. Es imposible subrayar este libro, porque todo él es una sola cita sobre la que reflexionar, volver a leer, sentirse identificada. Hay mil escenas en las que la interpretación ha sido tan clara para mí que me siento soberbia al pensar que esa es la interpretación que salía de la mano de la autora, que será la tuya al leer este libro. He visto mi interior y el tuyo y el de Haru. He visto lo fácil que es la vida y lo difícil que es vivirla. He visto el amor en su forma más pura, cegadora, insoportable. He comprendido cuánta "paciencia, equilibrio y fe" hacen falta para salvarme del mundo, para salvarnos del mundo, cuánto "error, desengaño y soledad" hacen falta para empezar a ver (o para dejar de ver). Por fin alguien ha puesto en palabras la explicación de mi odio irracional a la mentira: que "el precio de una mentira nunca lo pone quién la dice". Haru me ha mostrado la necesidad de "quitarse del corazón el alfiler que lo tiene atenazado", lo imperativo de romper con todo, de olvidarlo todo, de vaciarse entera para volver a llenarse. Haru me ha convencido de que "a las cosas y a los lugares no se puede volver ni siquiera volviendo", de que "abrir una puerta nueva sin cerrar la anterior no lleva a ninguna parte" y si la puerta por la que sales es la de una jaula ni siquiera vale con cerrarla, hay que destruirla, pues "si la puerta permanece, existe para siempre la posibilidad de volver a entrar (...) sigue siendo tu jaula, la que te espera (...) la que puede convencerte de nuevo de que se trata de un refugio." Haru me confirma que "la vida es un camino hacia la reconciliación" y que quizá el destino no es el último paso, sino todos y cada uno de los pasos que me conducen al último, así el camino sea un "círculo y se pase una y otra vez por los mismos sitios hasta que se miran de cara" y cuyo centro (donde todo confluye,desde donde todo se ve) es el centro de la diana donde la flecha de Haru, tu flecha, mi flecha, harán blanco con solo "no hacer lo que no quieres hacer" y reconociendo que "solo podemos ser lo que somos si no nos miramos desde fuera" para que el destino se cumpla en ese instante que será "sencillo y milagroso a la vez". He descubierto que "la verdad llega cuando uno se queda quieto para que lo encuentre" y así es como yo encontré a Flavia y como Haru me encontró a mí. Cierro el libro. Lloro y entiendo las lágrimas de Flavia cuando lo terminó: "Suficiente es suficiente".

Aquñi dejo mis artículos más recientes aparecidos en La Vanguardia. Espero que los disfruten. :-)