Mi encuentro con Flavia Company: 'Por mis muertos'
“La
 vida es aquello que narramos que es la vida, es lo que la gente cuenta,
 el modo en que la organiza con las palabras y con la imaginación; la 
vida por sí misma no es nada”. 
Por mis muertos, Flavia Company.
Por mis muertos, Flavia Company.
Hace algunas semanas, poco antes de terminar de leer 'Por mis muertos' comprendí desde dentro y en carne propia lo que Flavia Company,
 su autora, me estaba revelando. El poder de las historias no está 
solamente en las palabras, no está en si son reales, biográficamente 
verdaderas o si las aliñamos con un poco de ficción. El encanto de las 
historias está en los sentimientos que les ponemos, las emociones desde 
las que las recordamos y contamos. Es probable que justo ahí se 
encuentre esa delgada línea entre realidad y ficción que está tan 
presente en este libro de relatos. Y me di cuenta porque cuando se está a
 punto de descubrir algo importante que ya andamos buscando por 
intuición, vamos con los sentidos abiertos de par en par y observamos y 
retenemos mejor. Yo estaba contando mi cuento de amor. Tenía un público 
reducido: mi mejor amiga y mi amor en cuestión, ambos conocían ya esta 
historia. Y había dos personas más que la oían por primera vez, a una de
 ellas la acababa de conocer aunque eso no hizo que me mostrara tímida 
al contar mi cuento: la historia del día que conocí a Juan Antonio y la 
de los días posteriores que nos encontramos. Me escuchaban atentamente, 
no me interrumpían, se reían cuando lo hacía yo y parecían intrigados 
por conocer el final (como si no lo supieran ya). Escuchamos comentarios
 como “¡qué bonito!”, “de película romántica, vamos”, ¡qué manera tan 
chula de conocerse!”, “yo quiero algo así…”, “está claro que sois tal 
para cual”.
Me
 quedé pensando que ya había visto antes estas reacciones, los había 
convencido... Y pensé también que si alguno de ellos (aparte de Juan 
Antonio, claro) hubiese estado presente aquel día quizá la historia le 
hubiera parecido otra. Llevo seis años recordando aquel día poniéndole 
no solo los sentimientos de entonces, también las sensaciones desde 
entonces, añadiéndole más amor día a día. Supongo que por eso parece una
 buena historia, porque ha ocurrido y porque la he contado y la sigo 
contando transmitiendo cada emoción de aquel día. 
Algo
 más de un mes antes de este “descubrimiento” conocí a Flavia Company en
 la presentación de su nuevo libro ‘Por mis muertos’ en la Mercería Café Cultural,
 en Sevilla. Dos cosas me llamaron la atención para ir, la primera, el 
título de la presentación: “Escritoras entre realidad y ficción”. Yo, 
que pretendo ser escritora, pensé que podría aprender algo interesante 
de un encuentro con otras mujeres escritoras (y de las buenas). La 
segunda cosa fue el propio título del libro. Me relaciono mal con la 
muerte, es una tarea pendiente. Sin embargo y paradójicamente, me 
relaciono divinamente con mis muertos. Y los tengo especialmente 
presentes de un tiempo a esta parte. Así que fui a aquel encuentro 
buscando fines terapeúticos y motivadores. ¡Y qué encuentro! Superó 
todas mis expectativas. 
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| Fotografía de La Mercería, café cultural | 
Ya
 hace tiempo que sé que los libros tienen su momento para ser leídos. No
 vale “quiero leer ‘El médico’ porque han sacado la peli” o “voy a leer 
‘Los enamoramientos’ que le dieron el Nacional de Narrativa” o  “estoy 
leyendo ‘El cuaderno dorado’ porque me lo ha recomendado una amiga”. 
Puede que no sea el momento de leerlos. Puede que no nos haga falta 
leerlos para nada trascendental en nuestra vida. Ya dijo el escritor 
Marcel Prévost que “el hallazgo afortunado de un libro puede cambiar el 
destino de un alma”. Así que yo espero a que el libro me elija (y 
creedme, me elige) para leerlo. Yo estaba y estoy hoy convencida de que 
‘Por mis muertos’ me eligió. De la misma manera que hay autores que 
creen que ellos no eligen las historias que cuentan sino que las 
historias los eligen a ellos para ser contadas. Así me lo dijo Flavia, 
cercana y sensible. Ella también cree que los libros y las historias que
 leemos o que contamos nos eligen. Llegan a nosotros. Por algún motivo. 
Aquel
 encuentro fue increíble, ya lo he guardado para siempre como parte de 
mi ficción. Todos nos sentimos identificados con las palabras de Flavia,
 con sus porqués, nos emocionamos con la lectura del relato ‘El caracol 
de mi abuela’. Nos sinceramos, hablamos de nuestras inseguridades 
ficticias y nuestros miedos reales. Me llevé escrita una preciosa 
dedicatoria en mi libro. En pocas palabras Flavia supo describir aquel 
encuentro memorable para que yo lo recordara siempre, en una 
dedicatoria. Cuando salí a la calle empezó a llover (inesperadamente, 
parecía ficción) así que tuve que proteger el libro con mi cuerpo para 
que no se borrara la tinta con el agua de lluvia. Llegué a la estación 
de autobuses empapada pero salvé mi tesoro. 
‘Por
 mis muertos’ es un libro de cuentos para leer y releer y, como dice 
Flavia Company, para ser contados. Son historias de todos, porque es un 
libro lleno de sentimientos humanos. Yo he sonreído más de una vez 
pensando “esto me ha pasado a mí” y “cómo te entiendo” (o “cómo me 
entiendes”) leyendo los cuentos de la primera parte. Me han conmovido 
relatos como ‘El cartero’, ‘Secreto’, ‘Todos tenemos historias que 
terminar’, ‘El caracol de mi abuela’. Son historias de nostalgias, 
culpas, abandonos, tristezas, duelos y volver a empezar. Y sin embargo, 
están cargados de energía, de empuje. Son un faro, te alumbran el puerto
 al que tienes que llegar. Y
 son cuentos de amor. Estoy convencida de que fueron escritos desde el 
amor, me han llegado desde el amor y me han dejado amor para contar.
¿Mi
 aprendizaje? Ya lo dijo Flavia Company en la presentación de este 
libro: “no existe la frontera entre ficción y realidad cuando de lo que 
se trata es de narrarnos a nosotros mismos”.

 
 
 
 
 
2 comentarios:
Qué bonito. Ya ves, calaste bien hondo.
Estoy disfrutando con tu libro Trastornos literarios. Me lo administro y dosifico cual medicación, es todo un aprendizaje.
Abrazos
Isabel:
Como me calasteis vosotros a mí. Siempre es recíproco. Aquel día fue emocionante.
Gracias. Feliz de tu lectura. Un abrazo enorme.
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