viernes, 19 de noviembre de 2010

EL DIARIO DE UNA MADRE


Mañana, día 20 de noviembre de 2010, mi madre habría cumplido 71 años. Pero se quedó con cuarenta y nueve para siempre. Tal vez ahora se enojaría conmigo por revelar su edad, y esa casi certeza me hace sonreír.
Las dos imágenes que incluyo en esta entrada están separadas por doce o trece años. En abril de 1952 mi madre tenía doce años. La foto es de 1964 o 1965. Conmigo en brazos. Y la foto la tomó mi padre, que es fotógrafo.
Ese diario lo encontré entre las cosas de mi madre cuando, a su muerte, tuvimos mi hermana y yo que deshacerla, embalarla, desaparecerla. Lo escribió en un viaje de placer que hizo con sus padres y su hermano, en barco, desde Buenos Aires a Barcelona.
Yo no había conseguido leerlo en los primeros veinte años desde su muerte. Cada vez que lo abría, lloraba, me desesperaba, no entendía el lugar en que me situaba. Estaba frente al escrito de una niña que todavía no sabía qué iba a ser de su vida y lo leía yo, la que años más tarde iba a convertirse en una hija desconsolada por su prematura desaparición. Estaba frente al diario de una niña a quien llamaron Rosa -Rosita- y que consiguió morir con otro nombre y en un continente distinto al de su nacimiento. Es mucho trayecto, sin duda.
Decidí entonces que la única forma de leer ese diario sería realizar -con él- un viaje de regreso al lugar desde donde partió el cuaderno en que fue escrito. Al lugar desde el que partió la niña.
Y eso hice. Y leo el diario, a veces con los ojos y las manos, a veces con la memoria y el corazón. Y ahora soy yo quien escribe, ahora soy yo quien avanza por una novela del que ese diario va a formar parte, una novela que busca, entre otras cosas, entender qué queda más lejos, si un continente al otro lado del Atlántico o un nombre distinto al que a una le pusieron al nacer.
***
Los garabatos que se pueden ver alrededor de la palabra "Diario" son míos, probablemente de fechas cercanas a las de la foto del globo. Ya quedaba claro, a esas alturas, que no tenía destreza alguna para el dibujo.

16 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga del alma, Querida Flavia,

Es enternecedor este recuerdo que nos traes de tu madre, la mujer que con certeza marcó más que nadie tu vida. Te entiendo perfectamente, porque el afecto que tienes por tu madre [R.I.P.] es el mismo que yo tengo por la mía [R.I.P.], que se pasó la mayor parte de su vida en digna viudez cuidando de sus dos hijas y sus dos hijos, entre los que me cuento. Como bien sabes, este afecto y este respeto por quienes le dieron a uno la vida es algo que desconocen en estos tiempos la mayoría de los jóvenes, que se están quedando sin valores.

Yo estoy muy orgulloso de sentir por mi padre [R.I.P.] y por mi madre [R.I.P.] lo que siento, porque ellos ya se fueron, y lo que realmente tiene mérito es el respeto y el cariño por las personas que ya se fueron, porque a ellas ya no se les puede demostrar nada.

Este recuerdo a tu madre [R.I.P.] te dignifica a ti, porque es una costumbre que tienes, entrañable costumbre, la de remitirnos en fechas especiales al recuerdo de tu madre [R.I.P.].

Te explico ahora que en el funeral de mi madre [R.I.P. 9-8-2001], obligué al clérigo que oficiaba la Ceremonia a que hiciese sonar el Coro Inicial de la Cantata número 11, BWV11, Himmelsfahrtoratorium [Oratorio de la Ascensión) de Johann sebastian Bach, en la interpretación del mejor, de Nikolaus Harnoncourt. Fue impresionante. El impacto que reprodujo esa música celestial, en mí y en todos los asistentes, es imborrable.

Dejo aquí el enlace para que lo puedas escuchar. Va IN MEMORIAM de tu madre y de la mía, e incluimos también a mi padre, que murió en una edad tan temprana y tan joven como tu madre.

http://www.youtube.com/watch?v=RHk9dy0w3DY

REQVIESCANT IN PACE ROSITA, MARÍA GRACIA, JOSÉ
DESCANSEN EN PAZ ROSITA, MARÍA GRACIA, JOSÉ

Te envío un abrazo especial.

Antonio

Araceli Esteves dijo...

Qué hermoso abrazo el de la foto. Hay viajes que no tienen principio ni fin, son viaje todo el tiempo.
Curiosamente esta noche cojo un avión a Dublin, para celebrar el cumpleaños de una amiga que mañana 20N cumplirá 55. Franco, Durruti, tu madre, mi amiga...menuda fecha.
Como decía Borges, a la realidad le encanta la simetría.
Me froto las manos pensando en esa novela.
Un abrazo al abrazo de esa madre y su hija.

Flavia Company dijo...

Antonio:
Estuviste a mi lado entonces, y seguimos acompañándonos. Qué entrañable la amistad. Gracias y mi abrazo.

Araceli:
Qué fecha ésta, sin duda. Qué carprichosas simetrías tiene esto incomprensible a lo que llamamos azar. Me ha emocionado tu abrazo al abrazo. Te deseo buen viaje. Y feliz cumpleaños a tu amiga. Abrazos abrazados.

Fernando dijo...

Me ha impresionado mucho lo que relatas. Perder a los padres en una edad juvenil es un terrible golpe. Yo perdí a mi padre cuando tenía 10 años y hoy sigo añorándole, tantos años después. Te admiro por seguir amando a tu madre con esa entereza y me ha parecido maravillosa la idea de rehacer ese viaje. Un abrazo ab imo pectore.

Anónimo dijo...

Flavia, me ha encantado leer este texto, no tanto por lo que describes, doloroso, sino por lo que transmites. Un camino que tú también necesitas hacer. Te reencontrarás con ella en esa novela.

civisliberum dijo...

Muy guapa tu madre. Realmente has heredado su fisico y su ternura.

NáN dijo...

Es sorprendente, porque parece que eso lo hagamos todos y casi nadie lo aborda: el viaje más importante de nuestra vida, regresando al centro del dolor. Tantos yoes, pero no confundidos unos con otros, a los que apenas prestemos atención. Cada uno vivo todavía en su capa de profundidad.

Ese viaje que has hecho duele (mucho), pero reconforta, porque esa niña que eras cuando tu madre murió, sin que te pudieras explicar cómo fue posible, debe ser abordada, se le debe explicar y hacer que perdone, para que se integre como una alegría y participe de tu vida de hoy.

Cuando yo hice esos viajes, la primera vez que me encontré a mi padre me lancé a pegarle. Él se limitó a protegerse con los brazos y decirme "no entiendes, no entiendes". El yo de esos años acabó por entender y mi padre volvió a aparecer en mis sueños, festivamente. Casi 50 años después de su muerte, lo recuperé.

Desde tu sensibilidad (dicho sea sin la menor gazmoñería), el doble viaje, al diario que no habías podido leer y al territorio físico, sacará de ti una Flavia mejor de lo que creías posible. Y nosotros encontraremos una historia que seguro nos ofrecerá un temblor que nos hará compañía.

***

En cuanto a las simetrías, mientras leía tu entrada Lola me pasó el teléfono para que felicitara a un sobrino que hoy cumple 40 años; quizá cumpla los 41, pero de ningún modo los 42. Vive cada día como un milagro y se siente feliz ("a veces", me dijo, "me entristece la tristeza que veo en los demás").

Le encanta la música y tiene 1.601 CDs: lo sabemos porque el otro día se los clasificamos en el dormitorio de su nueva casa, a la que tuvieron que mudarse porque ya apenas puede andar y necesitaba ascensor. Así que oye música, piensa, lee un poco y es feliz.

Dol dijo...

Flavia, me parece que he venido por tu blog sólo una vez; pero este post no se me va a olvidar nunca.
Un beso para ti y para la memoria de tu madre .
Me gustan las mujeres valientes , aunque sean empujadas por las circunstancias, y la tuya lo era.
Un abrazo.

gema dijo...

Las personas a las que queremos tanto se nos van de nuestro lado, pero no de nuestro corazón, forma una parte tan importante de nuestras vidas, que siempre estan ahí.
Y en determinados momentos el dolor, es tan grande, que piensas que no puedes más.

Flavia tú madre siempre estará contigo, la recordarás en lo más profundo, será una compañia cuando la necesites, aunque sea en la distancia.

Haz todos los viajes, que necesites y reencuentraté con aquello que desees.

Un beso grande

dintel dijo...

Me ha conmovido. Me encantaría descubrir que mi madre escribió un diario.

Inma dijo...

Flavia.

El amor, respeto y ternura que transmites ......
Todo lo que ella te dio, todo lo que llevas dentro de tí....
Hermoso lo escrito.
Bonito que lo compartas.

Flavia Company dijo...

Fernando:
Gracias, amigo, por tus palabras. Una no puede olvidar de dónde procede. Y ese es un lugar que se busca siempre.

Martina:
Va a ser una sorpresa aquello con lo que me encuentre o reencuentre. Y os lo contaré, :-)

Nán:
Querido amigo, por suerte el dolor quedó atrás y el viaje se ha convertido en una reconciliación anhelada que, supongo, poco a poco iré comprendiendo.
Que la historia de tu sobrino sea lo más feliz posible. Mi abrazo para ti y para él.

Civisliberum:
Vaya, pues muchísimas gracias por esos generosos piropos. Abrazos.

Reyes:
Muchas gracias por tu precioso comentario. La valentía es sin duda algo que nos ayuda a vivir mejor.

Gema:
Así es, nuestra memoria permite que quienes desaparecen sigan de algún modo entrañable entre nosotros. El recuerdo es el espacio del reencuentro.

Dintel:
Encontrar un diario de alguien a quien se ha querido tanto es una experiencia emocionante, sí. Un abrazo.

Inma:
Gracias, es un placer compartirlo con personas que, como tú, se suman al sentimiento desde su sensibilidad.

Jeanne dijo...

Me ha parecido un precioso homenaje para tu madre y no consigo imaginar lo que debe suponer perder a un ser tan querido a una edad tan temprana...terrible.

¿Te das cuenta de que ella empezó a escribir un diario real y tu le has seguido los pasos inventando diarios ficticios en cada uno de tus libros?

UN abrazo.

Jeanne

Flavia Company dijo...

Jeanne:
Gracias por tus palabras.
Y sí, curiosamente, mis libros están llenos de diarios ficticios. Pero hay más: en una de mis novelas, copié íntegramente un texto breve escrito por mi madre.
La literatura a veces se encarga de arrastrar en su cauce a la realidad.

Anónimo dijo...

Impressionant!

Flavia Company dijo...

La Gata Sueca:
Gràcies per deixar petjada del teu pas felí!

Aquñi dejo mis artículos más recientes aparecidos en La Vanguardia. Espero que los disfruten. :-)